Dr. Eduardo Jahn

La serotonina afecta nuestras emociones de diferentes maneras. Juega un papel muy importante en el humor, en las situaciones de ansiedad, pánico, miedo y fobias. Este neurotransmisor está presente en cada función del organismo, y a su vez regula la actividad de otros neurotransmisores.

Gato jugando feliz
Gato feliz

Puede producirse en el cerebro −en agrupaciones de neuronas: núcleos del Rafe− o en los intestinos, desde los cuales pasan a la sangre. Dependiendo de donde se produzca, la serotonina actúa de distintas formas en el organismo, como se verá más adelante.

La serotonina que se produce en el cerebro es la que se relaciona directamente con nuestras emociones y nuestros estados de ánimo, entre otras funciones. Una amplia red de agrupaciones de neuronas, llamadas rafes, es la encargada de producir la serotonina y distribuirla al sistema nervioso. Es importante entonces entender qué son y cómo actúan estos núcleos neuronales.

Núcleos del rafe: las neuronas productoras de serotonina

Dentro del cerebro, la serotonina se sintetiza en los llamados núcleos del Rafe, que son agregados de neuronas que utilizan a la serotonina como neurotransmisor. Estos 6 núcleos están situados en el tronco encefálico y forman parte del sistema reticular, un subsistema del sistema nervioso central. Cada uno de estos núcleos tiene funciones distintas y en ellos yacen «instintos» o conductas asociadas a emociones específicas.

Por ejemplo, la moderación y la capacidad para sentir el cansancio, y la de permanecer dormido hasta completar el descanso y la reparación durante el sueño, dependen del Rafe dorsal, entre otros factores. También puede ocurrir que, al no haber esta serotonina del Rafe dorsal, otros rafes se desinhiben y se desencadena la hostilidad, alterna con el miedo o la fobia.

Gato enfadado
Gato enfadado

Por otra parte, se coordina en el Rafe medio la aparición de conductas que se describen como hostilidad, como la contractura del cuello y el bruxismo (roer con los dientes durante el sueño); la hiperacusia (hipersensibilidad auditiva) o la propensión al mareo.

Cuando está muy disminuida la producción de serotonina en los rafes más superiores del sistema nervioso central, hay propensión a la depresión mayor. Aunque esto sucede por un mecanismo indirecto que lleva a la disminución de la dopamina mesolímbica, la asociada a la libido, a la motivación.

Gato alerta
Gato alerta

Y así, dependiendo del núcleo que primordialmente la produzca, la serotonina desencadena emociones diferentes, siempre en concordancia con el ambiente que rodea a la persona.

La serotonina y el equilibrio neuroquímico del que dependen nuestras emociones

Las emociones son reflejos complejos que involucran conductas corporales y son involuntarias. Podemos controlar la conducta, pero no las emociones. Detrás de estas hay un complejo equilibrio neuroquímico en el cual la serotonina juega un rol esencial.

Como la serotonina regula también el sueño, el dolor, la conducta alimentaria, la sexual y el control hormonal hipotalámico, es fácil comprender por qué los trastornos de las emociones están vinculados con alteraciones de estas funciones.

Ya vimos que los rafes, donde se produce la serotonina en el cerebro, son parte del sistema reticular. Entonces, el sistema reticular, que es independiente de la razón y que regula al cuerpo y todos sus subsistemas (endocrino, respiratorio, gastrointestinal, cardiovascular, inmunológico, etc.), también coordina las emociones. De esta interrelación se desprende, por ejemplo, que no sea posible estar en ira y al mismo tiempo hacer tranquilamente la digestión o estar dispuesto sexualmente.

Si se rompe este equilibrio dentro del sistema reticular, aparecen conductas y emociones inapropiadas a la realidad que rodea a la persona. Entonces se hace necesaria una evaluación por un médico que pueda interpretar estos síntomas y analizar los neurotransmisores en la sangre para corregir con un tratamiento apropiado el desbalance neuroquímico.

Aunque tal evaluación no mide directamente el neurotransmisor que se produce en el cerebro, existe un correlato y un análisis que sí proporciona información útil para el neuroterapeuta o neurofarmacólogo.

La serotonina en el plasma sanguíneo

Los niveles de serotonina en el plasma de la sangre tienen implicaciones distintas que los del cerebro. Esto es porque la serotonina que está en el cerebro no pasa a la sangre, y viceversa. La serotonina que se encuentra en la sangre y en las plaquetas se produce en los intestinos.  Algunas de sus funciones son:

  • La activación de la motilidad intestinal
  • La liberación de insulina basal por parte del páncreas
  • El mantenimiento del tono venoso y, en parte, del arterial también

En los vasos de la piel, la serotonina produce vasodilatación y la piel se torna roja y caliente. Favorece la migraña, por eso es que los bloqueantes de los receptores de serotonina de la sangre se usan como antimigrañosos. Por el contrario, los medicamentos que promueven la serotonina en el cerebro, facilitan el descanso y provocan migraña.

La actividad de reposo que favorece la producción de serotonina en la sangre es llamada la actividad vagal. Esta ocurre por estímulo del nervio vago que «deambula» por todas las vísceras, desde las glándulas de la cara hasta el intestino y los genitales.

La serotonina del intestino pasa en parte a la sangre y llega al hígado, donde es destruida para evitar su exceso, ya que puede ser muy tóxica. Recordemos que es un factor del suero o serum que aumenta la «tensión» arterial: sero-tonina.

Los niveles de serotonina en la sangre también aumentan tras el ejercicio físico porque las plaquetas se activan por la adrenalina, agregándose unas con otras y saliendo al torrente sanguíneo.

Tipos de serotonina en sangre y sus efectos

Hay en la sangre dos tipos de serotonina: la libre en el plasma y la almacenada en las plaquetas. Sin la serotonina plaquetaria nos desangraríamos y presentaríamos morados en la piel, lo que llamamos «púrpura». De hecho, los niños con púrpura por déficit de plaquetas pueden no presentar sangramiento si se restituye la serotonina plaquetaria, aun si persiste la deficiencia de plaquetas.

En ciertas condiciones de nacimiento, la plaqueta existe sin serotonina y sin capacidad para captarla de la sangre: entonces ocurren trastornos de la coagulación. Por esta razón, también presentan pruebas de coagulación alteradas quienes toman antidepresivos que impiden captar la serotonina.

El exceso de serotonina en la sangre produce, además, hiperreactividad bronquial, intestinal y arteriolar. En el primer caso, puede llevar a una crisis de asma; en el segundo, a evacuaciones diarreicas, y en el tercero a una crisis hipertensiva y arritmia cardíaca.

Serotonina: mucho más que un regulador de las emociones

De lo visto se infiere la importancia que tiene la serotonina en el equilibrio de las emociones, y en muchos otros procesos de nuestro organismo. Es a la vez un neurotransmisor, cuando se sintetiza en los núcleos de rafe, y una hormona, cuando circula en sangre.

Como neurotransmisor, la serotonina no solo funciona como reguladora del sistema nervioso, sino que también participa en la producción de otros neurotransmisores. Tiene incidencia en el ciclo del sueño, en el humor, en la forma como enfrentamos el estrés, el pánico o las fobias.

Esta «supermolécula» influye, junto a otros neurotransmisores, en la agresividad y en la ansiedad. También regula la temperatura corporal y la coagulación, actúa en la motilidad intestinal, se relaciona con la función sexual, entre muchas otras funciones.

Por todo esto, es necesario incluir en el análisis de los síntomas de un paciente a su sistema reticular, que condiciona tanto a su cuerpo como a sus emociones. Allí donde los núcleos del Rafe sintetizan la serotonina y la distribuyen al resto del sistema nervioso.

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